jueves, 2 de febrero de 2012

La Princesa Mestiza

Érase una ves una mesteceta muy querendona y sudorosa, que gustaba de la televisión y novelas estupidas, su pasatiempo era pelar huaya, ciricote; si es que se puede pelar; y además de nancen, su vida transcurría tranquila en el pequeño pueblo de Vaka, donde sembraba todo tipo de frutas como la naranja dulce, agria, y agrio estaba su sudor, aburrida de la vida del ish-la pueblo decidió preparar su huida, se banio en el patio con su jícara de oro, se peinaba sus cabellos con marfil pálido, se entalco con dos caras, puso su fustán y sus joias de filigrana, su cuerpo se sacudía al correr por las calles, su acecido y el clima caluroso le percudían la ropa, se estaba escapando del ish la pueblo, buscaba su destino, en la ciudad la esperaban cerdos de engorda con camionetas de redilas, para escapar pal norte, donde un amigo de eios los podría cruzar, cruzar el cenote sagrado de Valladolid, para remojarse, llegando ahí el cielo se detuvo y fue coronada por los ixcanloles y los chiwos malditos, su reinado comenzó y así así, es la reina de los pimitos, que creo con mentol, sudor y talco....Mm. que sabrosos, saben a cocoyol...y los vende a dos pesos la catorcena.
Si los comes por ahí, si la morboseas por ahí, ya sabes, es la princesa mestiza que te ha hechizado con sudores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario