Érase una ves una mesteceta muy
querendona y sudorosa, que gustaba de la televisión y novelas estupidas, su
pasatiempo era pelar huaya, ciricote; si es que se puede pelar; y además de
nancen, su vida transcurría tranquila en el pequeño pueblo de Vaka, donde
sembraba todo tipo de frutas como la naranja dulce, agria, y agrio estaba su
sudor, aburrida de la vida del ish-la pueblo decidió preparar su huida, se
banio en el patio con su jícara de oro, se peinaba sus cabellos con marfil pálido,
se entalco con dos caras, puso su fustán y sus joias de filigrana, su cuerpo se
sacudía al correr por las calles, su acecido y el clima caluroso le percudían
la ropa, se estaba escapando del ish la pueblo, buscaba su destino, en la
ciudad la esperaban cerdos de engorda con camionetas de redilas, para escapar pal
norte, donde un amigo de eios los podría cruzar, cruzar el cenote sagrado de Valladolid,
para remojarse, llegando ahí el cielo se detuvo y fue coronada por los
ixcanloles y los chiwos malditos, su reinado comenzó y así así, es la reina de
los pimitos, que creo con mentol, sudor y talco....Mm. que sabrosos, saben a
cocoyol...y los vende a dos pesos la catorcena.
Si los
comes por ahí, si la morboseas por ahí, ya sabes, es la princesa mestiza que te
ha hechizado con sudores.
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