domingo, 4 de abril de 2010

El Último Domingo

...Y vi un cielo enorme coronando con estrellas esta gran ciudad, su gente escapando de la cotidianeidad, yendo y viniendo de aquí para allá.

Y mientras tanto me movía contra el viento en tiempos rutinarios, mi respiración se ahogaba en el murmullo de las hojas que me observaban y la música solo era una excusa para escapar del encierro.

Te vi venir hacia mí y no pensé que podría escapar, me sentí atrapado entre el cielo y el asfalto, entre estrellas y melodías digitales.

Escuche el eco de tu voz insinuada entre la música electrizante, mientras mi cuerpo reaccionaba ante las ondas sonoras de baja frecuencia, ondas que alimentaban los latidos de mi corazón.

Hacia el final de mi estrepitoso paso por la ciudad me acerque hacia la meta, y pude ver un nuevo origen y una nueva bifurcación, pude ver una nueva elección.

Y al final mi respiración cedió paso al viento como una ola de mar y se desvaneció entre el susurro de las hojas de los árboles y el sonido rutilante de la ciudad y ahí, en ese instante me despedí de ti.

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